martes, 15 de noviembre de 2011

Y aqui estoy yo.

Te dije que te fueras y te fuistes. Cuando en realidad era un ''demuéstrame que quieres quedarte''.

De los errores se aprende.

Me gustarìa odiarte pero no puedo , han sido dias maravillosos y los jodes en un dìa si no me querias habermelo dicho , esas palabras se las a llevado el aire . Me gustaria que fuera mentira , que todo fuera una horrible pesadilla . Pero me temo que esta vez no , hasta aqui hemos llegado , lo pasarè mal , tranquilo , lo superarè . No sientas pena no hace falta , ya la siento yo . Me jode que todo termine asi , en realidad me jode que todo termine . Pero ahora mismo tengo demasiada rabia acumulada , quiza sea impotencia , sinceramente , no lo se ni yo . Decias que me querias , pero era otra de tus putas mentiras . Yo ya no quiero saber nada asique te vas con ella , pero no pretendas que te quiera como lo hago yo nadie puede hacerlo , ya sabes lo que dicen : NADIE SABE LO QUE TIENE HASTA QUE LO PIERDE . . espero que aprendas y dejes de ser tan mala persona y que algun dia te hagan lo que tu me has echo , ahora mismo me quiero morir pero tranquilo que te va a tocar sufrir . Me gustaria decirte unas cuantas cosas a la cara en cuanto te vea pero sabes que ? que pefiero no verte , acabaria llorando y TU no te lo mereces te has reido de mi pero el que rie el ultimo RIE MEJOR.


Como cambia la vida.

A los 5 años nos preguntaron qué queríamos ser de mayores, y contestábamos cosas como: Astronauta, presidente…o en mi caso, princesa.
A los 10 volvieron a preguntárnoslo, y dijimos: Estrella del rock, vaquero… o en mi caso, medallista de oro.
Pero ahora que somos mayores, quieren una respuesta seria…a ver qué os parece esta: ¿Quién cuernos lo sabe?
No es momento de tomar decisiones rápidas, es momento de cometer errores, de subirse al tren equivocado y extraviarse, de enamorarse…a menudo. De licenciarse en Filosofía porque es imposible hacer carrera en ella. De cambiar de idea y de volver a cambiar porque no hay nada permanente…así que cometed todos los errores que podais, y algún día cuando nos pregunten qué queremos ser, no tendremos que adivinarlo… lo sabremos.

Vendo mi casa.

Como lo lees. Vendo mi casa, entera. Está muy bien situada, cerca del centro. Cerca de la estación de autobuses, donde alguna que otra vez recibí tu sonrisa y tus besos.
Tiene balcones que dan a una iglesia, desde los que tú y yo siempre veíamos nuestra boda que jamás llegó, que jamás llegaría. Y tiene dos dormitorios, con camas pequeñas donde hemos hecho el amor hasta reventar. Por supuesto, las sábanas están limpias, no soportaría el olor a ti, a tu piel, a tus besos durante tanto tiempo. Nadie que entre aquí lo soportaría. Las habitaciones huelen un poco a dolor, sobre todo el dormitorio grande, pero es cuestión de ventilar los cuartos un tiempo y pasará.
Como casi todo, dale tiempo a que cicatrice. La casa también te echa de menos. Hay un salón muy grande, está casi nuevo. Puedes vaciar los cajones, yo no me atrevo. Están llenos de mis errores, de mis errores contigo. No los he tirado porque no caben en una simple papelera, alquila un camión con destino al pasado, yo me encargo de pagar el viaje. Y llévate también las flores marchitas de la terraza, el olor a podrido de esta relación se refleja en ellas y me da alergia. Nos han acompañado durante todo el camino, sonrieron y lloraron con nuestra relación y ahora que toda esta farsa ha terminado, se han secado. ¿No da miedo? Tiralas.
También hay una cocina, como en todas las casas. La nevera está vacía, nosotros siempre comíamos fuera. ¿Recuerdas? De aquí para allá, donde encontrábamos. Por eso está casi nueva; de hecho, creo que es lo único que ha sobrevivido a nuestra relación. Cuando veas la cocina, encontrarás aquel montón de post-it de colores pegados en el mueble donde guardo el atún. No los tires. Embálalos y mándalos a un mundo donde la gente nunca termine lo que empieza. Son promesas que algún día cumpliríamos. Promesas que nunca cumplimos.
Los cuartos de baño no son nada del otro mundo. En la ducha también hemos hecho el amor, como animales. Hay alfombrillas porque cuando se quiere con todo el amor resbala y duele. Puedes usarlas. No huelen a nada. Lo bueno del agua es que lo limpia todo, se lleva consigo cualquier cosa y te permite recrearte en la marcha de lo bueno de la vida por el desagüe. Por eso es tan grande, me gustan los cuartos de baño amplios, donde uno pueda llorar a gusto en el suelo y mirarse al espejo sin miedo a tropezar con algún mueble.
Y por último, que debería haber sido lo primero: el recibidor. El teléfono sin la luz encendida. Porque aún no me has llamado. Aún funciona, no me he atrevido a desconectarlo. Por si te equivocabas y marcabas mi número. Así que ya sabes, cógelo siempre y si preguntan por mí, aunque haya pasado una eternidad, dile que estás a tiempo, que aún no te olvidé. El paragüero está vacío, a ti siempre te gustó calarte de lluvia hasta los huesos y a mi no me importaba.
Por último, la mirilla. No la utilices. Está medio rota. Falta un soplido para que acabe de caer. Ha visto demasiadas cosas. No la hagas partícipe de ninguna relación, no es tan fuerte como aparenta. No lo aguantaría. Y bueno... Eso es todo. Yo no volveré por aquí. No puedo.
Ya hablaremos del dinero, ya me contarás que tal te va. Toma la llave. Es tuya. Cuídala, por favor. Y no invites a nadie de quien puedas enamorarte o no durarás mucho por aquí.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Existen cinco cosas que no se recuperan;

Una piedra después de haber sido lanzada. Una palabra, después de haber sido proferida. Una oportunidad, después de haberse perdido. El tiempo, después de haber pasado. El amor por el que no se lucha.

Puedes sentirte solo

Y estar en medio de un millón de personas, puedes gritar y que nadie te oiga, o preguntar y que nadie te conteste. Querer y no tener, luchar y no conseguir, pelear y no ganar, dar y no recibir. Pero.. ¿Sabes qué? Habrá otros momentos en que estés solo pero te sientes rodeado de mil personas que te quieren. Sin decir nada, alguien sabrá que las cosas no va bien. Sin preguntar, te dirán lo que necesitas oír, conseguirás cosas sin luchar, sobre todo aquellas que no quieras pero ganarás batallas sin dejarte la piel en el camino. Recibirás sin tener que dar nada a cambio. Y después de todo esto, alguien te enseñará que el único truco que sirve es seguir y sonreír pase lo que pase.

-Me pongo celosa cuando alguien te abraza.

+¿Por qué?
-Porque aunque sea solo por un segundo, esa persona está sujetando mi vida.